Tras una breve pausa, VIO-LENCE subió al escenario con tres miembros de su formación clásica: Sean Killian a la voz, Phil Demmel a la guitarra y Perry Strickland a la batería. La banda, que regresó a la escena con nuevo material en 2021 tras tres décadas de silencio discográfico, ofreció un set que repasó sus clásicos más emblemáticos. Temas como "Eternal nightmare", "Phobophobia" y "World in a world" resonaron con fuerza, demostrando que la energía de los californianos sigue viva. El público, entregado desde el primer acorde, no dejó de agitarse, creando un ambiente electrizante que recordó los mejores momentos del thrash metal. 

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La ejecución fue impecable: Perry Strickland en la batería no bajó el ritmo ni un segundo, y el bajista Christian Olde Wolbers (ex-Fear Factory) aportó peso y solidez a una base rítmica demoledora. El público, una mezcla de veteranos de la vieja escuela y nuevas generaciones sedientas de tralla, respondió con una energía inagotable. Hubo una comunión total entre banda y audiencia. La sala, aunque no a reventar, vibraba con una intensidad que pocas veces se ve entre semana.

Vio-lence reafirmó su estatus de leyenda con una actuación que dejó huella.