Tras un breve receso, el escenario fue tomado por STANDSTILL, banda compuesta por una formación que destaca por su madurez musical y su capacidad para evolucionar, ofreció un espectáculo que dejó a todos los asistentes sin aliento. Con su particular mezcla de post-rock, electrónica y toques de pop experimental, los catalanes lograron capturar la esencia de lo que los define: la experimentación sonora como una forma de expresar lo inexpresable.

El concierto se inició con unas palabras de Enric Montefusco, vocalista y guitarra de la banda que nos transmitió lo contenta que estaba la formación por haberse unido de nuevo tras varios años separados y por ello esta gira era especial. Comenzaban su repertorio con “Me gusta tanto”, “Poema nº3” y “La risa funesta” desatando una explosión emocional en la sala viéndose reflejada en la cara de los asistentes.
El público, en su mayoría compuesto por seguidores de la banda, disfrutó de cada giro sonoro, cada momento de calma, seguido de poderosas explosiones rítmicas que desbordaron la sala.

A medida que avanzaba el concierto, Standstill demostró una habilidad impresionante para transitar entre géneros, pasando de las texturas electrónicas a los pasajes más crudos y orgánicos, como cuando nos deleitaron con el tema “Ride down the slope” recordando sus primeros años en la escena hardcore. La impresionante finalización del concierto fue el cierre perfecto, con la canción “Adelante Bonaparte” que dejó a la audiencia completamente entregada a la magia que solo Standstill es capaz de crear.

Tenemos que estar de grácia por que la formación catalana vuelva a los escenarios porqué la música y el espectáculo sonoro que ofrecen es difícil de igual por ninguna otra banda nacional.